Teatralidad y vida cotidiana. La imagen presencial en la escena pública

La idea de lo “teatral,” como efecto perceptible en la vida común de las personas, hoy en día parece estar ya asumida de manera tácita por la sociedad; la sobreactuación, el engaño o la afectación, así como el actual marco de las “fake news”, son elementos contemplados como habituales, en absoluto extraños, y parecen disputar el terreno a los ocios de la creación y la autoría de ficción. Efectivamente, las presentaciones y las comunicaciones públicas son a menudo asociadas recurrentemente con elementos propios del teatro. Por ello, resulta muy sugerente acercarse a esos mecanismos que entran en el juego expresivo de la comunicación humana. Quizá la interpretación actoral y la escenificación puedan parecer artes alejadas de la vida formal, pero el trabajo de actores y actrices debe estar fundamentado, precisamente, en los mecanismos emocionales y situacionales que se encuentran en la propia sustancia de la construcción cotidiana del perfil de cualquier persona y en la influencia recíproca de la interacción con las demás.
El aprendizaje y la práctica de las pautas sociales en la trayectoria de vida de cada ser humano, presupone también tener que curtirse en las formas de cómo ha de relacionarse con el resto; de si debe expresarse abiertamente o no; de si debe desvelar o guardar, de dosificar información o no. En suma, de reformular y de tantear de forma constante la apuesta de confianza frente a los demás y poder salvaguardar así los factores personales propios en riesgo. En consecuencia, de forma sistemática, se debe imponer a sí mismo una gestión de expresión de sus emociones, frente a cada audiencia y a cada circunstancia social. En definitiva, las emociones y las reacciones humanas, seguramente, no son tan “naturales”, espontáneas e inconscientes como habitualmente se pueda suponer.

Categorías: Colecciones, Entelequia

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